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Museo del sexo

Provocación y libertad se dan de la mano en el mayor museo del sexo de Europa.

Un empresario ruso reconvertido en político que fue represaliado por el Kremlin ha fundado en el corazón de Moscú el mayor museo del sexo de Europa, un reducto de arte erótico, provocación y libertad.
"Me prohibieron ejercer la política, pero no deseaba volver a los negocios. Quería poner en marcha un proyecto libre, provocador y artístico", aseguró a Efe Alexandr Donskói, fundador del museo "Tochka G" (Punto G).


Alcalde de la ciudad septentrional de Arjanguelsk durante ocho años, Donskói opina que "Rusia no es un país libre" ni política ni emocionalmente y que la creciente influencia de la Iglesia Ortodoxa ha devuelto la represión moral a la sociedad.


"El vacío ideológico dejado por el comunismo ha sido cubierto por la religión. El Kremlin ha dejado las manos libres a los popes. El sexo sigue siendo tabú. La gente aún se avergüenza al hablar de ello y está prohibido vender artículos eróticos en las tiendas", comentó.


Por eso, Donskói, que fue encarcelado tras presentar en 2006 su candidatura a las elecciones presidenciales sin consultar con el Kremlin, decidió invertir más de dos millones de dólares en la apertura del museo a escasos metros de la céntrica calle Arbat, una de las más concurridas de la capital rusa.


"No hacemos propaganda, sólo repartimos panfletos por la calle. En cambio, cada día viene más gente. Ya han venido casi 20.000 personas en apenas un mes. Dejamos que la gente entre y fotografíe libremente todo lo que quiera", dijo.


Donskói cree que una de las claves del éxito de "Tochka G" es la conjugación natural de museo de arte, tienda erótica y café, donde además se imparten seminarios sexuales, en un ambiente nada siniestro o clandestino.


"Para diseñar el museo me asesoré con coleccionistas y especialistas de varios países. Entonces, vino un famoso fotógrafo erótico holandés y me dijo que éste era el museo más grande de Europa y, posiblemente, del mundo", apunta.


El museo, que tiene 800 metros cuadrados, de los que 300 pertenecen a la tienda, incluye más de 3.000 piezas, desde pinturas a fotografías, instalaciones, esculturas, porcelanas y penes de todos los tamaños, algunos con forma humana, aunque hay una obra que destaca sobre el resto.


Es el cuadro "Wrestling", en el que se ve al omnipotente primer ministro ruso, Vladímir Putin, y al todopoderoso presidente de Estados Unidos, Barack Obama, desnudos y equipados con unos gigantescos penes de colores que asemejan misiles balísticos.


"EEUU y Rusia siempre están compitiendo, por lo que hay un dicho en Rusia sobre que puede ser que sean los miembros sexuales de ambas potencias los que tengan que reconciliarse. Por eso, Putin y Obama sellan la paz con sus penes", ironiza Donskói.


Otra de las estrellas de la exposición son las muñecas de goma, tanto las "Real Dolls", las más caras del mundo y que parecen de carne y hueso, como las salvajes esculturas diseñadas por el argentino Martín di Girolamo.


Con todo, la obra preferida de Donskói es el murciélago, que parece dispuesto a iniciar el acto sexual en cualquier momento, algo que ya han consumado las figuras japonesas de porcelana y las piezas de un singular tablero de ajedrez.


"Nunca habíamos visto nada igual. Es como un auténtico museo de arte moderno", comentaron a Efe Nadia y Sveta, dos jóvenes universitarias que se pasaron después por el café, adornado con dos coloristas murales de arte pop con dibujos de despampanantes mujeres.


El genio surrealista español Dalí, quien tuvo una relación enfermiza con el sexo, es el protagonista de uno de los lienzos expuestos, mientras otros incluyen a estrellas mundiales de la música y el cine.


"En la Unión Soviética no hay sexo. Y estamos categóricamente en contra de ello", señala una confusa mujer durante un pacato programa de televisión de la era soviética reproducido en un vídeo que despierta las sonrisas de los presentes.


Pero aún falta el supermercado, como le gusta llamarle a su dueño, ya que "los clientes son libres de tocar y probarse los artículos", desde los consoladores a los látigos, los trajes con abertura y toda clase de artículos para proporcionar placer sexual.


La entrada a la tienda, que está escoltada por dos poderosos penes de más de dos metros de altura, uno de ellos de porcelana al estilo tradicional ruso "gzhel", es libre, mientras el visitante del museo debe pagar 500 rublos (8 euros).


"Lo que más me ha gustado es la tienda. Hay mucha variedad de artículos. Hace mucho tiempo que Moscú necesitaba un lugar como éste", comenta Kolia, que visitó el museo acompañado de su pareja.


Sea como sea, Donskói espera que "Tochka G" contribuya a agitar las adocenadas mentes de los rusos, que, en su opinión, necesitan más sexo y menos propaganda

2 comentarios:

  1. Pienso que este museo usa las pinturas para tapar y darle un sentido legal al verdadero objetivo que persigue su dueño, legalizar la pornografís en Rusia.Según esto los rusos están castrados sexualmente por la religión, así como lo hizo la ideología marxista, en que podo menos que había que pedirle permiso al Comisario de la cuadra para tener sexo.Caravani

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  2. Asistir a este museo es muy bueno, porque además de ver las pinturas eróticas también se puede aprender mucho acerca del sexo que es un tema muy importante para la sociedad.

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