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El Arte y los Dos Sexos


La apreciación estética de hombres y mujeres muestran diferencias, según afirman investigadores de Evolución y Cognición Humana (EvoCog) unidad asociada al Instituto de Física Interdisciplinaria y de Sistemas Complejos de la Universidad de las Islas Baleares, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Este equipo de académicos centra su interés en el factor innato; y su propósito específico es tratar de descubrir las características de la naturaleza humana.


La experiencia común parece confirmar el hecho de que los seres humanos tienen una forma diferente de abordar todo lo que se refiere a las cuestiones de índole artística y estética según su sexo.


Algunos resultados indican la posibilidad de una diferencia congénita entre hombres y mujeres en lo que se refiere al sentido estético.


En primer lugar, las pruebas realizadas con Electroencefalograma (EEG), registran una localización diferente de la activación cerebral frente a al mismo estímulo según el sexo. Mientras en las mujeres dicha activación se produce en forma bilateral, o sea en los dos hemisferios, en el hombre, frente al mismo estímulo, sólo se produce en el lóbulo derecho.


Esto demuestra una estrategia de procesamiento cognitivo diferente en ambos sexos a la hora de apreciar una imagen.


Los resultados de los estudios indican que la estrategia de los hombres se basa en coordenadas mientras la de las mujeres en categoría.


Una hipótesis sobre el origen de estas diferencias sería la diferente trayectoria evolutiva de cada uno. Mientras el hombre de la antigüedad se dedicaba a la caza y la recolección, la mujer solo recogía frutos y tubérculos, o sea que ambos se ocupaban de actividades diferentes relacionadas con la división del trabajo con el objetivo de generar recursos.


Sin embargo, no existen trabajos científicos serios que avalen la afirmación de que la apreciación estética de un hombre es diferente a la de la mujer, por su género.


Se han encontrado diferencias en ciertos atributos básicos, como por ejemplo, el uso del espacio y el color; y esta diferencia podría confirmar la explicación evolutiva.


Hasta ahora, en los pocos trabajos que existen en la bibliografía especializada no aparecen diferencias concluyentes entre ambos sexos en cuanto a la valoración estética, aunque los estudios experimentales existentes se hayan basado solamente en ilustraciones artísticas.


Existe una diferencia entre los conceptos de arte y estética. Arte, desde un punto de vista pragmático es toda obra digna de ser exhibida en museos o catálogos; y estética es una obra que se destaca por su belleza y originalidad, por el gusto que despierta o por el interés que suscita.


Los estudios experimentales de Conald J. Polzella, de la Universidad de Dayton y de Adrián Furnham, del Colegio Universitario de Londres, dieron como resultado que las mujeres prefieren las pinturas impresionistas y rococó con un contenido humano; en tanto que a ellos les gustan más las obras expresionistas, cubistas, de pop art y abstractas, con contenidos referentes a paisajes o puertos, más impersonales.


En cuanto a los contenidos de las obras, Olor Jonson y Robert H. Knap de la Westeyan University, concluyen que las mujeres prefieren contenidos de mayor carácter intimista y sensual, mientras los hombres los abstractos, espléndidos e impersonales.


En cuanto a las diferencias estéticas, Robert M. Fumkin, de la Universidad de Kent, llega a la conclusión que desde el punto de vista científico, las preferencias de las mujeres coinciden con la de los hombres, tal como ocurre en lo artístico.


El hombre y la mujer son diferentes anatómicamente y no es raro pensar que pueden ser también diferentes en otros aspectos, como en la apreciación del arte y la estética.


Desde el sentido común, parece obvio que el hombre se sienta más atraído por las configuraciones espaciales sin contenido emocional o humano y las mujeres en cambio si las prefieran.


Además también pueden existir diferencias en la preferencia estética y artística entre mujeres y también entre hombres, porque las preferencias son individuales y pueden depender tanto de lo innato como de lo adquirido y no tanto del género.

Fuente:”Investigación y Ciencia-Mente y Cerebro”, No.43/2010, Enric Munar, Marcos Nadal, Camilo J. Cela y Fernando Maestu.


   

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