Hasta hace unos años el graffiti era considerado una expresión de arte callejero, pero hoy en día se ha convertido es una cultura que congrega a jóvenes que ven esta vocación como una fuente de trabajo. Este es el caso de Conrad Florez, artista plástico urbano que a sus cortos 26 años tiene una meta: la valorización del graffiti y arte urbano como medio de vida.
Florez nació en Ventanilla, uno de los distritos más grandes y pobres de Lima. A pesar de no contar con los recursos económicos suficientes, él se las ingenio para desarrollar su vocación artística en las calles, dando paso a su pasión por el graffiti. Sus inicios están plasmados en las calles de su barrio, dándole vida y color a una zona olvidada por el Estado y donde reina la delincuencia. Sin embargo, Conrad le puso alegría y arte a este lugar y desde ese momento comenzó a pintar su camino.
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