Una cincuentena de obras del pintor Pablo Picasso y otras 40 de artistas como Vincent Van Gogh, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Paul Cézanne sirven como punto de partida para reflexionar sobre la relación del artista malagueño con París y la influencia de la ciudad en su estilo, en la "extraordinaria" exposición 'Devorar París. Picasso 1900-1907', que podrá verse a partir de este jueves en el Museu Picasso de Barcelona.
La muestra ofrece una mirada de la evolución del artista desde su llegada a la capital francesa en 1900, con sólo 19 años, y de cómo pasó de ser "un joven inmigrante a un artista consagrado", ha señalado en rueda de prensa la comisaria Marilyn McCully.
McCully ha explicado que algunos críticos tachan a Picasso de ser un imitador, pero lo cierto es que "es imposible confundir a una sola de sus obras con la de ningún otro artista", pese a que no se negó a dejarse influenciar por otros artistas y a apropiarse de los hallazgos de sus contemporáneos para forjar su propio estilo.
El reconocimiento de otros pintores queda patente desde el mismo momento en que Picasso llega a la ciudad francesa y se instala con sus amigos de Barcelona, Carles Casagemas y Manuel Pallarès, en un taller del barrio de Montmartre, donde empiezan a descubrir la floreciente comunidad formada por artistas reconocidos como Toulouse-Lautrec, Van Gogh y Téophile-Alexandre Steinlen.
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