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Pedro Lira: Pintura eterna

Retrato Guillermo Puelma

Pedro Lira: Pintura eterna.


La Corporación Cultural de Las Condes realiza un homenaje a Pedro Lira: en 1992, hace veinte años, donde realizó una gran muestra antológica que batió todos los récords de público de la época, con largas filas de gente a la entrada de las salas y de la casona. 


“La personalidad de Pedro Lira Rencoret se agiganta con el paso del tiempo y alcanza niveles epopéyicos si pensamos en el momento que le tocó actuar –expresa Ricardo Bindis en el texto de la exposición- En él se funden condiciones de orador, teórico, profesor y creador, que muy difícilmente pueden repetirse en las bellas artes nacionales. 


Su portentosa actividad eclipsó a todos los que estaban a su lado, que admiraban a este caudillo tan determinante en nuestro breve historial plástico. 


Editó libros de arte, fundó sociedades, activó la construcción de nuestro primer museo, reglamentó el Salón Anual de los artistas, estructuró programas docentes y realizó cientos de cuadros, en una tarea cultural sin precedentes”.

Fecha: 16 de mayo al 15 de julio de 2012 Lugar: Corporación Cultural de Las Condes Dirección: Avda. Apoquindo 6570 Teléfono: 562 8969800 Horario: Martes a domingo, 10.30 a 19.00 horas



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Benito Rebolledo merece Justicia


Benito Rebolledo, artista discipulo de Pedro Lira, se caracterizo por pintar al aire libre, pero por la luminosidad de sus paisajes y desnudos frente al mar, no lo incluría en la generación del 13,  su pintura se considera muy cercana al pintor español Sorolla. 


Proveniente de familia campesina y de escasos recursos, desde pequeño sintió inclinación por el dibujo y la pintura. Al llegar a Santiago debió trabajar duro y vivir con obreros hasta que logró ingresar a la Escuela de Bellas Artes, donde fue alumno de Pedro Lira y Juan Francisco González. De acuerdo a su fecha de nacimiento pudo haber pertenecido a la Generación del 13, pero su realismo de cromatismo vigoroso y luminoso lo situaron en el Grupo Naturalista. Aquí, junto a otros artistas como Ricardo Richon Brunet, Pedro Reszka, Arturo Pacheco Altamirano, Pedro Subercaseaux, Luis Strozzi y José Caracci, siguieron una orientación académica, con persistencia del naturalismo, pero rompiendo los esquemas pictóricos del siglo anterior.



Las primeras obras de Benito Rebolledo se inspiraron en temas sociales, muy de acuerdo a su experiencia de vida entre obreros. Esas primeras telas no tuvieron ningún éxito, sin embargo, fueron sus paisajes, desnudos frente al mar, pinturas de animales y escenas bíblicas y sus últimos retratos, por los que se conoció y valoró al artista.



Su estilo se ha definido como "realismo luminoso", donde acepta del Impresionismo algunos de sus elementos esenciales como la luz, los colores claros y los temas sencillos. Su obra se ha vinculado muy estrechamente al estilo del maestro valenciano Joaquín Sorolla, quien había popularizado en España una modalidad del Impresionismo galo: la captación de las figuras humanas al aire libre, a pleno sol, que aclara los colores y acentúa las luces.


Las tonalidades intensas, casi crudas, de los días veraniegos en la playa, fueron las predilectas del pintor, que también mostraba los efectos del sol reverberando sobre los cuerpos mojados ("Mujer en la playa"). Azules ultramar, blancos, lilas, rosas, morados y púrpuras habitan los cuadros de Rebolledo ("La brisa del mar"). No funde las formas, al contrario, las subraya y exalta, utilizando para ello anchas pinceladas, amplio dibujo, formas a veces monumentales, composición sencilla en pirámide. 



También la infancia y la maternidad son temas que atrajeron los pinceles del artista ("Maternidad", "Cabeza de niña"), donde utilizó una paleta con predominio de los tonos rosas en los rostros y cuerpos.


Benito Rebolledo fue una destacada figura dentro del ambiente de las artes en Chile.


Entre los premios que obtuvo destacan: Medalla de Honor, Salón Oficial (1902); Tercera Medalla Salón Oficial (1904); Segunda Medalla, Salón Oficial (1907); Premio de Género, Certamen Arturo M. Edwards, Salón Oficial (1907); Primera Medalla, Salón Oficial (1908); Tercera Medalla, Exposición Internacional de Buenos Aires, Argentina (1910); Primera Medalla, Exposición Internacional del Centenario, Santiago (1910); Premio de Honor, Salón Oficial (1926); Premio de Honor Certamen Arturo M. Edwards, Salón Oficial (1926); Premio Certamen Enrique Matte Blanco, Salón Oficial (1926); Premio Nacional de Arte (29 de octubre de 1959).


   



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