de Kooning |
Los textos Introductorios de 1968, preparados por Jos W. de Gruyter, J. P. Hodin y otros, denuncian el Interés por la figuración de todos los tiempos y, de modo especial, por la de primeros de siglo. Hodin refrendó a que «el arte humanista es la forma más idónea de nuestra tradición europea. Si el térmlno arte debe conservar su significado y su esencia sobre los logros de nuestra herencia artística, debemos volver a proponer la diferencia entre el arte expresivo y humanista y el arte decorativo y utilitario. Las bases de este premio, el más Importante de pintura figurativa desde 1967, favorecen a los pintores contemporáneos que «dan prueba de Independencia, originalidad y personalidad, proponiendo de nuevo la expresión artística que constituye la herencia de la cultura universal». Los antecedentes se encuentran en la exposición «Nuevas Imágenes del hombre», organizada por P. Selz en 1959 y con ciertas influencias de los estudios del historiador J. Gantner .
Partiendo de una posición estricta del término puede abocarse a ciertos resultados regresivos similares a los enunciados anteriormente. Un crítico español, entusiasta de H. Sedlmayr, Insinuaba ya desde 1959 la superación del informalismo y advertía que la neofiguración tenía como premisa la existencia de aquél. Pero, enfrentándose a las tesis de V. Sánchez Marín , niega el carácter neofigurativo a las tendencias del «ultrarrealismo reporteril», crónica de sociedad —Intento de «resucitar al realismo socialista»—, pues «cuando un artista se mete a sociólogo, siempre es previo abandono del arte». Estas afirmaciones, de claro contenido reaccionario y acientífico, tienden a Invalidar o frenar tendencias que no sólo han cuestionado la representación, sino también la realidad representada —como sucederá sobre todo en el pop y en los diversos realismos críticos o de reportaje social.
Cualquier Interpretación regresiva o subordinada a ciertos prejuicios y códigos estilísticos del humanismo clásico descuida la naturaleza semiótica de la representación Visual, el carácter Icónico del signo artístico y su inserción a nivel Iconográfico de connotaciones simbólicas en el entorno histórico-social. No existe contradicción en el hecho de que el arte problematice la realidad a través de la representación , ni que ésta constituya una amplia unidad de significados y que cada uno refleje diferentes niveles de la realidad, sin que sea necesario el «previo abandono del arte». En términos semióticos, «la suma de estos significados parciales, que se agrupan progresivamente en unidades superiores, es la obra como complejo total de significados»